Costura a domicilio

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© Eduardo Frias Etayo

lunes, 14 de enero de 2008

Historias Breves III

ÉXODOS

“Vendo una mata de mango en veinticinco pesos.”
La frase aguardentosa se diluyó en el fondo del vaso hecho de una botella recortada. No era la última venta: aun podría vender las paredes ruinosas. Sólo le quedaba techo en un minúsculo espacio de su cuarto, en el que estaba un catre prestado por un socio, que no recordaba donde había conocido y, colgado celosamente en la pared, el título de Licenciado en Física.
Los primeros en marcharse fueron los habitantes de la casa. Algunos yacían a pocas cuadras, en el cementerio de la ciudad, otros quién sabe dónde. Después se marcharon los electrodomésticos y los muebles, comprados por, ya ni recordaba el nombre de aquella que fue su primera mujer. A cambio de todas estas cosas entraron a la casa dinero y botellas caras. El éxodo de la bañera, el inodoro, el lavamanos, el fregadero, y hasta los azulejos del baño y la cocina fue casi inmediato a la desaparición de los muebles. El bar de la esquina se había convertido en un mercado donde él proponía las mercancías. Pronto desaparecieron poco a poco las losas del piso, las cenefas del siglo XIX, orgullo de su tía, vigas, alfardas, y las tejas.
Ahora vendía, en enero, la producción de la mata de mango que su padre sembrara en... Carajo, también se le olvidaba.

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